lunes, 14 de diciembre de 2009

HAY UN NIÑO EN CADA HOMBRE

- Basada en la interpretación de la Dra. Viviana Arabia -

Yo, tú, él, nosotros, ¡todos!.
Todos buscamos un lugar,
Ese lugar especial, intransferible, nuestro.
Nada ni nadie nos lo puede arrebatar.
No es un refugio material en el espacio aquí o allá.
Es un lugar interior, profundo y cálido.
Allí somos nuevos a cada instante,
Allí no cabe la mentira…

Yo sé que lo buscaste alguna vez.

Si recorres las galerías ocultas de tu memoria,
Descubrirás en el paisaje lejano y colorido de la infancia un niño...
Un niño con el asombro intacto, buscando su lugar para crecer.

Porque hay un niño en cada hombre,
si no se quiere perderlo
y es él, quien siempre se asoma
al balcón de los recuerdos,
y nos recuerda los años
de niño, de niño de carne y huesos,
esos años de la infancia,
esos años de los sueños.

A ese niño en cada hombre,
que todavía conservo,
yo quiero contarle cosas
que a mis amigos no puedo,
hablarle pausadamente,
como si fuera un abuelo,
De los golpes de la vida,
de lo malo y de lo bueno.

Quiero decirle, que andando
me he encontrado sin quererlo,
con seres que sólo hablan
el lenguaje de los cuervos,
que no les importa nada
más que su vientre y su sexo
y que son los artesanos
de burla y el desprecio.

Quiero decirle a mi niño,
que no se quede con ellos,
ni tampoco con los otros
que están en el otro extremo,
esos que esperan milagros
sin hacer nada por ellos
y que bajan la cabeza
al azote de los vientos,
con más temor que prudencia,
con menos asco que miedo.

Consumidores mediocres,
por los cielos de los cielos.
Quiero decirle a mi niño
que no se quede con ellos.
Porque hay otros seres
que son amigos del viento,
que no conocen siquiera
el lenguaje de los cuervos
y que siguen adelante
como los buenos recuerdos.
Quiero decirle a mi niño,
que debe ser como ellos.

Hay un niño en cada hombre
si no se quiere perderlo
y es él quien siempre se asoma
al balcón de los consuelos,
a quien yo le cuento cosas
como si fuera un abuelo,
y es él, tan solo él,
quien, al fin y al cabo,
me va marcando el sendero.

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